Tarragona
Tarragona es una ciudad situada en Catalunya, en el sur de Europa, al norte de España. El Camp de Tarragona, con 450.000 habitantes, supone el segundo núcleo en importancia después del Área Metropolitana de Barcelona. Los Barris de Ponent engloban 10 barrios: Icomar, Riu Clar, Parc Riu Clar, Torreforta, La Granja, La Floresta, L’Albada, El Pilar, Camp Clar y Bonavista. Juntos suman una población de 35.000 personas. Surgieron en los años 60 y 70 a partir del crecimiento industrial de la ciudad, sobretodo del sector petroquímico por una parte (el Camp de Tarragona cuenta con el polígono petroquímico más grande del sur de Europa), y el turístico gracias a sus playas y costa, por otra. No se puede entender el crecimiento de los barrios de Tarragona como un movimiento ordenado en que primero se implantan las industrias para dejar paso a la población en busca de trabajo: la formación de los Barris de Ponent ha sido escalonada y desordenada. Se observa una primera llegada de personas proveniente del sur de España, en su mayoría de Andalucía y Extremadura, que se instalan en bloques construidos por iniciativa de las empresas para albergar a sus trabajadores (bloque BIC, bloque ENHER, etc.), otros de iniciativa privada promovidos por inmobiliarias, casos de autoconstrucción de viviendas (dónde se aprecian rasgos de la procedencia de sus constructores) y, finalmente, construcción de vivienda social promovida por las instituciones, que se concentra especialmente en esta zona. Este aumento de población se hizo bajo una pésima planificación urbanística, un aislamiento acentuado par la falta de transportes públicos eficientes, una falta de servicios básicos (sanitarios, educativos, etc.) y la presencia de situaciones sociales precarias. La suma de todo ello propició un patente aislamiento con respecto al centro de Tarragona. Esto provoca una estigmatización que ha ido perpetuándose entre los tarraconenses. Más tarde, en los años 80 y 90, España deja de ser tierra emisora de emigrantes para convertirse en receptora, y Tarragona registra desde entonces una sostenida llegada de inmigrantes, principalmente marroquíes, latinoamericanos, subsaharianos y de países del Este.